lunes, 30 de mayo de 2016

¿CÓMO LLEGAR A LA SABIDURÍA? UNA PROPUESTA



Es una pregunta con altos grados de complejidad, la Sabiduría que no es lo mismo que conocimiento, es, a mi humilde criterio, la condición resultante de tres fuentes: el tiempo, los hechos y la reflexión sencilla (no simplista).  Sobre el tiempo resaltar que una de las características más importantes dentro de sí, sino la principal, es la experiencia, con el devenir de acontecimientos vividos la memoria acarrea enseñanzas sobre los cuales adoptamos lo aprendido o no, y para ello muchas veces demoramos mucho en consolidarlo como lección, de hecho pateamos varias veces la misma piedra.  Sobre los hechos se podría percibir que son parte articuladora de la experiencia en tanto que se establecen como formas concretas de ésta, siendo así su manifestación de contraposición a la noción abstracta de la experiencia general, además, es de resaltar que los hechos a los cuales le damos esa condición suelen ser los más dolorosos, sucede que el sufrimiento y a su vez las dificultades constituyen una fuente rápida de sabiduría pero nociva, está basada en el miedo a la reiteración de los episodios dolorosos, y lastimosamente en nuestra cultura es la fuente más común, un solo episodio de sufrimiento puede equivaler a muchos hechos de experiencia acumulada, sin embargo al ser el miedo su base el destino al que se dirige no es de bienestar real.  Entonces ¿Cuál es la alternativa para dirigirnos a la Sabiduría? La tercera fuente, poco o a veces nunca usada, puede ser la -reflexión sencilla- alimentada en parte de las dos anteriores, ésta consiste en poner atención especial y profunda a los sucesos personales o externos, minimalistas y cotidianos de la vida así como los históricos y sociales; en el mundo, región, país, ciudad, barrio, hogar de los que formamos parte como sujetos hay una carga extraordinaria en calidad y cantidad de sapiencia que no hemos sabido observar, comprender, discernir y aplicar, la hemos vivido despistadas/os.  La reflexión sencilla es el camino a la sabiduría que no tarda tanto como la experiencia, ni duele demasiado como los errores.  Este sencillo acto de reflexionar el presente y pasado más la información teórica disponible (conocimiento), la revisión de la historia (social) o la memoria (personal), algo de inevitables dificultades no lesivas y la voluntad radicalizada, son la combinación que abrirá un sendero hacia otra dimensión de la existencia, hacia la paz, la tranquilidad, el bienestar armónico consigo mismo, con el entorno colectivo y la naturaleza, el gozo de una forma de felicidad real, en suma, vivir sabiamente como persona y agregarle sentido como ser social.

Aquiles Hervas Parra
30 de mayo de 2016.

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