lunes, 26 de octubre de 2015

MUERTE EN BICICLETA



Otra muerte ha costado a la población ciclo-movilizada la inconsciencia de quienes se trasladan en automotores por la ciudad.  Como fue de conocimiento público la semana anterior perdió la vida una ciclista local a causa del atropellamiento en la vía, sumando así una víctima más de la cultura que no asume ninguna forma de alteridad y empatía con la vida del otro, de los otros.  ¿Se trata esto del escándalo momentáneo que produce la muerte? Por supuesto que no, cada caído en el lado injusto de la vereda significa mucho más que la indignación o el bullicio de ese instante, se traduce en la vigencia de modelos mentales, políticos e idiosincráticos plagados de insuficiencia de mirada, esa falta de sensibilidad para con el/la otro/a: el ajeno.  La quimera de una urbe amigable, sana y abierta a todas las formas de movilidad sigue siendo una utopía con derramamiento de sangre, nos resistimos a desvalorizar la perspectiva material de la existencia y persistimos en priorizar en la escala de las satisfacciones las comodidades individuales so pena del costo natural y social que implica.  No asumimos la urgente necesidad de revalorizar este momentáneo lapso por el mundo con formas menos criminales de coexistir, porque si, el exceso de uso del automóvil, la dependencia absoluta de las energías fósiles y el egoísmo de espacio son un crimen con víctimas que nos negamos a ver –entre las cuales además estamos nosotros/as incluidos. Ni siquiera vivimos en el Distrito Federal, la Gran Manzana o Hong Kong, habitamos en un lugar que dispone de la oportunidad histórica de construir una ciudad distinta y de-construir los errores mentales de sociedades abyectas a la vida, es una ciudad en maduración, hermosa sí, pero tiene muchas opciones antes que la de ser hostil con sus peatones, ciclistas, motorizados menores o con cualquiera mal denominado como “más débil”.  Por ello a ustedes los que sudan y perseveran, les damos un aliento de empuje, Charles Chaplin decía “no todo es permanente en este retorcido mundo, ni siquiera los problemas”. Por ello a quien pedalea y mete fuerza, ánimo, a quien inhala y exhala a lapsos de vida el espacio; a quienes simboliza el futuro aunque vaya montado en lo que la ignorancia considera como pasado, quien usa su energía a costo propio y no la de la madre Pacha a factura adelantada de los que ni nacen; quien  madruga y no se queja, quien repiensa la ciudad saludable, amigable y sensible; quien se divorció de las horas pico o los infernales pitos; quien menea su cadera al compás del viento en una salsa con el peligro; quien alza la cabeza del ángulo del manubrio y mira en el horizonte una alternativa, para ustedes un aliento y homenaje.  En memoria de los caídos, para Shirley y las decenas de ciclistas que dejaron su último hálito en el pavimento a nombre de esta causa porque si, el mero hecho de moverse en bicicleta ya es en sí una causa. 

Aquiles Hervas Parra
25 de octubre de 2015 

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