No se puede resumir en un artículo de opinión toda la
trascendencia que la Revolución Cubana en sus 57 años de extensión y
particularmente su Comandante Fidel Castro Ruz en 90 años de vida ha
significado para el mundo y Latinoamérica, sin embargo me quiero ocupar aquí de
un detalle en particular: ¿Qué sucede cuándo un ser humano considera que puede
vencer a un Imperio? Simplemente lo hace.
Castro Ruz no tomó las armas como primera vía de lucha, es conocido su
intento jurídico por legales instancias en la denuncia pública de 1952 ante el
Tribunal de Emergencia y más conocida aún el resultado de la justicia cercana
al poder tanto como ahora en cualquier país con todo y el supuesto Estado de
Derecho Liberal. Es entonces cuando
surge la potente figura de coraje y valor, el asalto al cuartel Moncada es la
muestra de la más improbable victoria, un puñado de rebeldes pensando que
podían revertir el sistema con una acción repentina: para la lógica común de
las autoestimas débiles y los corazones temerosos nada más irreal; las palabras
previas del Comandante “podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos;
pero de todas maneras, ¡Óiganlo bien, compañeros!, de todas maneras el
movimiento triunfará. Si vencemos mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de
Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante”. Fracasaron momentáneamente
en los objetivos de Moncada, sí, pero transformaron sus consciencias y
capacidad de auto valoración hacia un futuro de triunfo pronto e inminente. En igual línea de convicción, destruyendo -imposibles-
y con la misma dinámica del puñado de revolucionarios y revolucionarias soñando
otro mundo, a bordo del vetusto bote Granma llegó junto a ellos el líder con la
utopía colgada de un brazo y su fusil del otro.
Tiempo después unas pocas centenas de combatientes logran derrocar la
dictadura protegida por 70000 soldados e ingentes recursos bélicos. Empero a su entrada en la Habana el gigante
liberador sentenciaría “La tiranía
ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer
todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás
en lo adelante todo sea más difícil”. Tremendo valiente de los pocos que nacen, o
que nacen pero que este sistema de jerarquías míticas va desdoblando en miedo y
sumisión; a Castro no le bastaba el
histórico episodio de emancipación, desde una pequeña isla en medio del Caribe
alzaría la misma mirada digna con la que retó a la muerte para observar a semejante
altura y con ojos firmes los abusos, atropellos y hegemonía del Imperio Global. Henos acá, después de casi seis décadas no
han podido ni podrán aplastar a la insumisa Cuba que hilarante desafió el falso
destino del orden mundial; aquellos que han bombardeado, asesinado, destituido,
invadido, saqueado y explotado continentes enteros no pudieron con la “pequeña”
isla del Caribe. En esa línea y bajo esa
inspiración te decimos gracias por el ejemplo legado Comandante Fidel Castro
Ruz, con tus aciertos y errores inyectaste en las venas calientes de la juventud
de este continente el arrojo necesario para despegar las rodillas de tierra y
erguir contundentes los sueños de justicia y el derecho de reacción ante el
poder, la muerte y el dolor. Hasta la
victoria siempre Comandante, te vas pero se perciben vientos que llegan con la
noticia de que ese siempre cada vez mide menos y está más cerca, en tu memoria
y la de todas las y los insurrectos que se atrevieron a poner la vida por medio
a sus ideas situaremos a la Nuestroamérica de Martí de pies y volando realmente
libre ante la historia.
Aquiles Hervas Parra
27 de noviembre de 2016