domingo, 22 de noviembre de 2015

LA DEMOCRACIA, REELECCIONES Y UNA ALTERNATIVA PARA EL CASO ECUATORIANO



A pesar de existir muchas experiencias previas en la historia, en el siglo V a.C., el siglo de Pericles, la democracia ateniense es la primera de la que se tiene un registro detallado, el término proviene del antiguo griego δημοκρατία que une dos vocablos δῆμος que significa demos, se traduce en pueblo; y,  κράτος que se significa krátos, se traduce en poder o gobierno, es decir se trata del -poder del pueblo-.  Pero,  cabe aclarar que en aquel entonces no todos eran considerados/as como ciudadanos de ese pueblo, las mujeres y los esclavos no tenían derecho a votar en la Asamblea de Atenas.  Han pasado veinticinco siglos entre los cuales tres hitos han reformulado la democracia parlamentaria: la reforma británica de 1689, la revolución americana de 1776 y la revolución francesa de 1789; y, por lo visto, la exclusión por diversos motivos persiste, si bien es cierto las luchas de género y de igualdad universal ante la ley en el ejercicio electoral ha logrado avances acertados en la votación universal, por el lado de la representatividad el acceso a los sistemas de participación enfrenta problemas de marginación vigentes por muchos motivos, en especial el económico.  Los votantes una y otra vez nos enfrentamos a la ˂˂elección del mal menor˃˃ dentro de las opciones que se presentan.  En esta situación nos encontramos una gran porción de habitantes del Ecuador ante el acercamiento de los procesos electorales del 2017, escoger entre una corrompida Revolución Ciudadana que traicionó a sus principios fundantes, en especial el mandato otorgado con la Constitución de la República y toda la estructura progresista y de avanzada que de allí surge en letras, y, por otro lado el retorno al  funesto pasado de las dos décadas que preceden al 2008 donde la anulación del Estado por las recetas neoliberales movió a la patria a una de sus más graves crisis con el -salvataje bancario- como símbolo principal de ello. ¿Elegimos otra vez el mal menor?  Considero que hay otra alternativa, Jean Jacques Rousseau en su clásico libro el -Contrato Social- decía “El Estado social será ventajoso para los seres humanos sólo cuando todos posean algo, y ninguno tenga demasiado”, esto se interpreta tanto desde un enfoque de recursos materiales como desde la acumulación del poder.  Las y los ciudadanos comunes y llanos, trabajadores y motores reales de la vida del país no disponen de los recursos para conformar proyectos nacionales fácilmente como una alternativa colectiva legítima y popular, a no ser que como ha demostrado la historia en algún gajo de alta creatividad o el advenimiento de circunstancias imprevisibles se abran caminos en el esquema de participación, por eso los problemas de la Democracia de Atenas hace dos mil quinientos años siguen presentes hoy con otra forma contemporánea.  Ante la adversidad, sólo y siempre soluciones: la densidad poblacional ecuatoriana en términos provinciales no anula todas las posibilidades de pensar en un equilibrio en la acumulación de poder.  Tanto las décadas de sangre que corrió en la historia mundial para constituir una forma de equilibrio entre el monarca y el Demos (Pueblo); así como nuestros treinta años de agitación social nacional traducidos en algunas de las instituciones legales de la Democracia Directa que hoy constan en la Carta Magna, nos llevan a pensar en que la responsabilidad que hoy tenemos va mucho más allá de esperar a la correlación de fuerzas entre proyectos descompuestos y corruptos de falsa izquierda y derecha.  En las provincias hay personas con principios, transparentes, capaces, muchas de ellas no han optado por politizarse en el pasado, y pueden-deben asumir un compromiso, consolidarse desde y ante el pueblo como una alternativa local y en lo consiguiente conformar una plataforma nacional que sopese en la Asamblea el poder de cualquiera de los que lleguen al Ejecutivo.  Claro, esto no garantiza futuros estáticos, el ser humano es susceptible de corromperse y la misma Democracia Occidental Liberal como institución es más compleja de abordar, además de criticable en amplísimas dimensiones; sin embargo ¿Qué hacer entre esperar al azar o mover el tablero para mejorar las perspectivas? La respuesta es más que obvia.  

Aquiles Hervas Parra
22 de noviembre de 2015

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