martes, 15 de septiembre de 2015

¿Quién mató al niño sirio?



Todos los hicimos.  Y con esto no pretendo eximir la responsabilidad directa de los actores del conflicto bélico de Medio Oriente, asesinos e inclementes que espontáneamente derraman sangre a diario en una guerra que ha ocasionado centenas de miles de muertos inocentes.  Solo que, mirando la fotografía del niño sin vida a orillas del mar, en reflexión más profunda y asumiendo la interconexión del mundo y sus habitantes; todos, de alguna manera indirecta tenemos una dosis de responsabilidad con ese estremecedor cuadro.  El gobierno estadounidense invade en reiteradas ocasiones ha invadido Estados nacionales del Oriente medio asiático durante tres décadas, el extremismo islámico cultural y religioso encaja con el falso discurso democrático del norte y se justifican a criterio de la opinión pública norteamericana las intervenciones, se rompe el orden desestabilizando los regímenes bombardeados y el efecto inmediato: grupos más extremistas aún arremeten para tomar control de las zonas y una oleada de inocentes huyen sin otra salida buscando refugiarse en cualquier lugar lejos del estruendoso sonido de la muerte.  ¿Qué hay detrás de todo esto? Petróleo, energía, consumo.  Acaso este preciso momento en que escribo estas letras y usted estimado/a ciudadano las lee, no estamos utilizando alguna prenda, artefacto o mecanismo que requiere derivados de la materia obscura significante material de todo ese dolor.  Quien considere que la situación de permanente agonía que viven otros a kilómetros de distancia nos es ajena, se equivoca, los imperios dejarán de invadir los hogares de familias sencillas y humildes que construyeron sus casas encima de los pozos el momento en que no existan consumidores de tanta energía fósil implementada cada vez en cosas menos necesarias, más desechables y no constitutivas del verdadero bienestar.  Sí queremos dejar de ver niños muriendo, no mirar otra tan desgarradora foto de una criatura boca inerte a la arena en vez de construyendo castillos en esa misma playa, dejemos de comprar tantas cosas inútiles a aquellos asesinos insensibles e inhumanos que las fabrican con sangre derramada en cualquier punto del mundo. 

Aquiles Hervas Parra
15 de septiembre de 2015 

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