domingo, 20 de mayo de 2018

UN HOMBRE MURIÓ EN NUESTRAS MANOS



Regreso de Quito por la carretera rumbo a Riobamba, un auto me eleva la intensidad de las luces advirtiendo algún suceso fortuito, resto la velocidad y observo otro auto volcado en la carretera junto a la peña, me estaciono, corro brevemente, nadie se detuvo a ayudar, me desespera, es la primera ocasión en que me enfrento a una experiencia de éstas, miro en el  flanco derecho del carro volteado, no hay nadie, rodeo por detrás, llego al izquierdo, la parte superior del busto de un hombre de mediana edad, cuarenta años aproximadamente se refleja con las luces de otro vehículo que pasa veloz en la calzada, su mano y brazo izquierdo tendido en el asfalto, su chaqueta arrugada en el cuerpo.  Llamo a emergencias, 911, suena tres tonos, me contestan, me identifico, describo el lugar y las condiciones, me transfieren a asistencia médica.  La pregunta central ¿Está vivo? Acerco con nervios y estremecimiento mi mano a su cuello puedo detectar una compleja e itinerante respiración “está vivo, respira” respondo “este momento se dirige una ambulancia hacia allá” contestan, entregan otras indicaciones protocolarias y cierran la comunicación.  Otro señor llega a la escena exactamente tres segundos después de colgada la llamada, lo mira y sentencia “está agonizando”; me fijo, el rostro del accidentado está morado, sus labios pálidos y sangre brota de sus oídos, espasmos sacudían ligeramente su cuerpo.  Impotentes con las prohibiciones de intervenir de parte de los códigos de emergencias dados en el protocolo doy vista con ansiedad el fin de la avenida hasta que por favor brille la doble luz roja y azul de las ambulancias.  Trascurren tres o cuatro minutos y el hombre muere, otro voluntario con más pericia para detectarlo lo confirma.  Seis minutos más tarde suena la patrulla, detrás los paramédicos, era demasiado tarde pero ellos, se puede asegurar, no demoraron casi nada, hicieron todo lo que pudieron, había que llamar al Fiscal para que levante el cadáver.  No puedo salir del impacto, en diez minutos que parecieron una hora la vida transitó a la muerte, el fin de la existencia en la helada zona de las montañas del centro andino, una historia se acababa de escribir.  Ni siquiera la muerte me impactó tanto como la reflexión que sentí después.  Cuando había llegado, el vehículo no tenía el vapor de un reciente accidente, habría estado allí algunos minutos antes de que alguien se detuviera, por la frecuencia de una carretera principal, un par de centenas siquiera, no importa el número, no fue una ni estaba despoblado, varios lo vieron y no se detuvieron.  Algunos seres indiferentes, miedosos o simplemente ciegos de empatía pasaron por allí y dejaron que esa alma se apagara.  Un padre quizás, hijo, hermano, un buen ciudadano, un ser no asistido por otros padres, madres, hijos, hermanos, ciudadanos, otros seres que tenían apuro de llegar a su destino y ante los cuales la muerte  pasó a ser secundaria.  Inexplicable, inentendible o simplemente normal en un mundo donde la apatía al dolor ajeno está ampliando su margen frente al amor.  Ofrezco mis datos a la policía por cualquier necesidad de información a sus familiares o proceso legal, tomo las llaves, abro el auto, marcho en primera, recuerdo a quienes amo y a quienes no también, procuro tragar brevemente la amargura para refrescar el aliento y recordar que si existe la esperanza aunque hoy no parezca. 

Aquiles Hervas Parra, Msc.
20 de mayo de 2018

domingo, 6 de mayo de 2018

CARTA A AUTORIDADES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CHIMBORAZO




Señores/as autoridades de nuestra amada Universidad Nacional de Chimborazo, escribo esta  breve carta no como ex estudiante de la U ni como fundador de Alternativa Universitaria en su momento, sino lo hago como académico y ciudadano, que desde la experiencia de la docencia ha cavilado algunos elementos de la educación.  Posiblemente no otorguen respuesta a la misiva, hoy en día es poco común que las autoridades inter dialoguen con la población, empero mi afán más bien es despertar algunas reflexiones.  He visto con algo de pena que una vez más en el alma máter se están intentando vientos de cooptación total de los espacios administrativos, académicos de representación y por supuesto políticos; sobra decir algo que todos sabemos, no es sano, el totalitarismo no construye una sólida democracia y dificulta los avances institucionales y sociales que la historia requiere.  Cuando estudié en las aulas de la UNACH precisamente enfrentamos uno de los regímenes más absolutistas que haya conocido la provincia de Chimborazo, el rierismo, Édison Riera el rector empecinado por cooptar todo, política estudiantil, docente y de empleados, ese rierismo recalcitrante que si bien provocaba miedo e imposición en su tiempo hoy ha quedado absorbido por el olvido, quienes un día ovacionaban de pie al caudillo ahora ni siquiera lo visitan en su hogar como todo enfermo requiere del cariño de sus “amigos”, así, uno de los hombres más poderosos de la educación universitaria durante veinte años camina taciturno con dificultad entre las calles llenas de indiferencia, la política con los hombres incorrectos y correctos es igual de ingrata, por ello trabajar para la política es menos apreciable que trabajar para la ética y el servicio.  Estuvimos muy atentos cuando presentaron sus candidaturas a Rector y Vicerrectores, en su discurso y ethos subjetivo se mostraban  como académicos y miembros externos desinteresados en las redes de poder y corruptela que circundaron a la Universidad por años mediante grupos familiares y afines mafias de baja monta por cargos, sueldos y contratos de obra; cambiar o adaptarse suele ser un dilema que se antepone a espíritus audaces o facilistas según sea el caso.  Empero siempre habremos de considerar que las grandes empresas radicales no corresponden a sujetos solitarios o buenas intenciones aisladas sino requieren de procesos que coincidan con circunstancias que favorezcan las transformaciones.  Por ello, esta carta no tiene como aspecto central ese tema, sino más bien otro que si se encuentra en sus manos: no es saludable el poder total, tarde o temprano se desmorona y provoca en quienes lo ejercen la desconcentración completa de asuntos que si son trascendentales e importantes, durante estos diez años hemos luchado contra un prepotente y autoritario ex Presidente que quiso controlar todas las funciones y áreas del Estado, en buena hora esa época terminó, luchamos y aunque demoramos ganamos para hoy poder intentar construir con la ayuda del pueblo una democracia diversa, respetuosa y tolerante, dialógica y abierta; y para ello me dirijo a ustedes, no se empeñen en tomarse todas las áreas de representación (profesores, estudiantes, empleados y trabajadores), esos asesores que se jactan de expertos en política sin haber jamás ganado nada y enrumban a sus aconsejados por el camino del poder absoluto son los mismos que después los dejarán solos ante los malos tiempos o las nuevas oportunidades.  No es tan terrible gobernar consensuando y acordando con quienes piensan igual y diferente, tolerando y discutiendo, cediendo y ganando; la diversidad de ideas fecunda el futuro, nutre los cimientos de grandes procesos.  Los estudiantes requieren una universidad que responda a la crisis laboral, que labre posibilidades reales de trabajo, mejor si es autónomo, un centro de estudios que proponga salidas al modelo económico de este país y provincia, si pensamos menos en la gobernabilidad total podremos concentrarnos más en la construcción de una educación pertinente con la realidad; en ese tren estamos varias y varios ciudadanos que requerimos que ésta sea de verdad y ya, la Ciudad Politécnica y Universitaria que se anuncia en el membrete.  

Aquiles Hervas Parra
26 de abril de 2018

COMO A CRIMINAL



El sol apenas iniciaba su ronda, ascendía rumbo a las 10 de la mañana y los cabellos de Claudia flotaban libres, libertad de la cual no gozaría su identidad al finalizar la jornada.  Su nombre en la cédula: Henry; su delito: ser quien quería ser.  Habría amanecido con la esperanza escondida detrás de las pestañas que aquello que llamamos -Estado de Garantías- acepte y reconozca su identidad, el delineador cargado para que no se perciban las saladas lágrimas a las cuales las mejillas ya se acostumbran  con el pasar de los años.  Ingresó el primer grupo, debilitado porque el Registro Civil los habría dividido en dos partes de forma absolutamente innecesaria ¿Qué amenaza representan tres cuerpos al poder público? No podíamos desgastarnos en batallas previas, son tantas guerras y tensión pendiente hacia el frente, no solo aquel día sino toda su vida, que aceptamos, toleramos, cedemos por prudencia, pero tuvimos claro que había un trato diferenciado, que ese día no ha sido, es o será el único ni el más feo o violento de sus vidas.  Un cartel brillaba con la leyenda “Mi identidad, mis derechos”, este narrador aun no asimilaba la experiencia, fui con la leve noción de que deberíamos agotar instancias administrativas y pasar a las siguientes fases de la disputa legal, terminé consternado, sacudido, trastornado, al percibir que lo que sentimos como simple vivir, para algunos seres es el acto de confrontación cotidiana y permanente contra el  odio, la rudeza, la hostilidad de lo público y privado ante su corporalidad, solo por ser diversas.   Nuestro turno: caminamos juntos, querría fungir de todo en vez de su abogado; su amigo, su hermano, su familia que no la acompañó, su madre que impotente en casa no quiere perderse los episodios especiales de su vida y no puede venir porque está impedida, su compañero del colegio que le juró amistad eterna previo a saber que iba a usar faldas, quisiera ser, antes que abogado todo lo que pueda suplir esa soledad que reflejaban sus obscuros ojos en cada golpeteo del tacón sobre las baldosas de la dependencia estatal.  -Dígame- pronuncia el uniformado en el escritorio con letrero “Cambio de género”, -Quiero cambiar mi sexo- se escucha con volumen aletargado, tono casi parecido al volumen de la ternura de los niños al pedir algo que les ha sido prohibido, -Querrá decir usted cambio de genero- vuelve a acentuar el funcionario, un silencio parecido al abismo acompaña la circunstancia, -No, ha dicho cambio de sexo- afirmó yo en su compañía.  Después de que le relatásemos varias normativas internacionales y cuestiones jurídicas que explican obviedades para cualquier persona con sentido común de los derechos, el argumento legal era más que sobrante, empero fue necesario abogarlo, retorno de la sensibilidad elemental al acto performance de la abogacía.  Todo el criterio garantista es respondido con la seca y despiadada oración de la burocracia “aquí no le puedo ayudar, pregunte allá”, desconoce quizás que frases sinónimas a esa las ha venido escuchando en décadas y más.  Los tacones otra vez, peco de subestimación al describir a este ser cual silencioso, ese garbo y postura contundente, espalda rígida, paso firme, movimiento de hombros cual si fuera el presidente de la República muestran la fuerza y valentía que estxs sublimes guerrerxs le ponen diariamente a las circunstancias.  Dejo de pensar que debo dar valor, esos treinta pasos que vibran en la sala, terremotos de seguridad, me transmiten a mí la dignidad a la que como humanidad hemos renunciado, estoy siguiendo su estela de coraje, anonadado su cabello se me dibuja repentino tal cual el arrebol del amanecer.  De ese momento en adelante seré simplemente un testigo de las luchas más complejas que jamás haya presenciado. -Oficina de errores- expresa el nuevo cartel, en la fila personas con tildes mal puestas, letras faltantes, nombres mal escritos, todos con la certeza de que no habrá motivo para rechazar su cambio de inmediato, una vez comprobada su intención y voluntad.  Otra vez no, otra vez el mismo rostro de repudio, de hastío, aborrecimiento disfrazado de extrañeza.  Llaman a la responsable jurídica de la institución.  Precedida a su llegada, arriba el guardia con la mano derecha acentuada en su pistola, sin mediar palabra alguna se cuadra amenazante de lado de esta guerrera de la vida, siento rabia, amargura e indignación ¿A quién de nosotros ciudadanos nos ponen un guardia armado y amenazante por cada reclamo que hacemos a un funcionario público? No digo con esto que al pueblo no violentan cada vez y cuando, sin embargo esto evidencia que el/la homosexual,  transgénero, transexual, lesbiana, gay, bisexual u otros diversidades sexo genéricas son a los ojos del sistema actual, ciudadanos de última clase, muchas veces ni siquiera existen como tal.  La delegada jurídica con un discurso idéntico al de las fuerzas armadas reconoce “no tengo disposiciones para proceder con su pedido”.  Inhalo, exhalo, argumento, no sirve, es inútil, el Derecho del el sistema se resume en las órdenes dadas u omitidas por el poder, el poder detesta a los distintos, diversos, a quienes resisten con el cuerpo.  Finalizamos el intento, rumbo a la salida, no logramos nuestro objetivo puntual; cambiaremos las velas para aprovechar otros vientos y retomar acciones con nuevas estrategias.  Nuestro triunfo: el sabor dulce de la dignidad, este sencillo narrador no es el mismo antes y después de escuchar esos tacones, los pasos firmes del valor, el caminar de la valentía, hundir en el lodo la cobardía y mirar con arrojo al miedo de frente.  Ya afuera ella sonríe, el mundo la desconoce, agrede, veja, ultraja, trata como a criminal, y ella vive y resiste, vive y ríe, sus hermosas y rizadas pestañas posan para la foto del recuerdo mientras clausura simbólicamente el Registro Civil con la denuncia “Aquí se violan derechos”, ha triunfado, porque continúa danzando su cuerpo de mujer, ese que en sus sueños solo a ella le pertenece. 

Aquiles Hervas Parra
26 de abril de 2018