martes, 27 de diciembre de 2016

BIENVENIDO DESAFIANTE 2017



Sin margen de duda el año 2016 contrajo más noticias dolorosas que alegres, no desde una perspectiva pesimista de la vida sino más bien con la intención de levantar algunas alarmas preventivas para no caer en una bajada sin frenos durante el próximo año y después.  Es notorio que ciclos fuertes y relativamente dolorosos se avecinan, más es cierto que esto puede ser mirado como un interesante panorama de coyunturas favorables para nuestro terruño.  Este año sucedieron tragedias inexplicables en una sociedad que se jacta de poseer como atributo la razón, la invasión a Siria de parte de las potencias se intensificó y esto provocó uno de los mayores éxodos del planeta, cinco millones de seres humanos debieron salir de sus hogares rogando refugio en decenas de países vecinos y no vecinos, que tienen (y tenemos) la responsabilidad de tan injusta guerra por acción, omisión o consumo.  A ello se suma los sorprendentes resultados de varios procesos electorales como el Brexit en Reino Unido, pérdida del No al fin del conflicto en Colombia, Donald Trump en los Estados Unidos con presencia considerable de electores latinoamericanos a su favor y España con 315 días sin gobierno y reticente a la salida del nocivo bipartidismo termina en el mismo presidente que los llevó a la crisis.  Por otro lado se ha tratado de construir mediáticamente este año como uno de los más sangrientos, posiblemente porque episodios como el de Niza, Bruselas, Orlando o Berlín coincidieron dentro de los mismos 365 días, sin embargo cabe destacar que esta constante de violencia y dolor respecto de la falsa dicotomía Oriente-Occidente se ha suscitado durante décadas, después de que los triunfadores de la Segunda Guerra Mundial desplegaran las líneas de fronteras por donde sus intereses energéticos demandaban, empero toda ese dolor de más de medio siglo de guerra las cadenas mundiales de comunicación jamás la transmitieron como hoy por hoy tampoco lo hacen, búsquese los episodios en este mismo año en Afganistán, Nigeria, Egipto, Somalia, Yemen, Crimea, Paquistán, entre otras decenas: el mundo occidental pone el miedo y el mundo oriental las víctimas mortales.  Es innegable que se avecinan tiempos turbulentos, de ruidos confusos y tensiones permanentes, la generación en la que hoy crecemos al albor del caos, posiblemente el más atascado de la historia contemporánea estamos obligados, por voluntad o supervivencia, a alzar la cabeza y ampliar el panorama de visión.  Se vienen vientos agresivos pero todo viento por más hostil que sea, puede ser aprovechado, toda dificultad tiene implícita la oportunidad; el mundo está reordenando sus fuerzas a nivel global, un imperio decadente cae a velocidades vertiginosas, y nosotros en ese reordenamiento no podemos permitirnos esa pregunta de baja autoestima sobre -a quién juntarnos- que se traduce en -de quién depender-.  El futuro con algo de incertidumbre y algo de claridad nos presenta un reto, y aunque nos resistimos a asimilar que el mundo (s) cambiará cuando el ser humano pueda convertir la rabia en creatividad, para Latinoamérica o mejor llamada Nuestroamérica se acerca el más importante reto para su capacidad creativa no solo por una reversión de nuestra injusta historia sino para que desde este espacio de enunciación nazca una alternativa a la vida que no permita tantas imágenes de sufrimiento como las vistas en el año que se va.  Bienvenido seas severo 2017, los sencillos hijos de los nuevos tiempos nos alistamos a tus desafíos.

Aquiles Hervas Parra
27 de diciembre de 2016

martes, 20 de diciembre de 2016

VIOLENCIA DE ESTADO



La idea clásica de la dialéctica de fuerzas sociales en función de elementos de propiedad (clases) no solo es insuficiente para la amplitud de la realidad sino que además es incompleta para ofrecer la o las alternativas en un ciclo caótico del sistema que genera más formas diversas de exclusión, explotación y marginación, el mejor ejemplo de esto constituyen los grupos étnicos, masivos o no, que receptan de una u otra manera la violencia sistemática delos sectores de poder.  Lo mismo sucede con las definiciones clásicas del poder y el Estado, sus márgenes trascienden la cuestión fronteriza y crea límites de tensión y/o armonía dentro de su seno “La relación entre la violencia y las funciones ordenadoras del estado es clave para el problema de los márgenes  (Das & Poole, 2008), aun fuese próximo a los centros administrativos desde los cuales opera políticamente ese poder, llámese gobierno o clase (oligárquica para los casos latinoamericanos) que vuelven a los gobiernos ventrílocuos de sus intereses, es decir de los cuales organizan el poder. Más impertinente que ahora no puede localizarse la definición weberiana del uso legítimo de la fuerza de parte del Estado “Una organización política obligatoria con operaciones continuas será llamada estado en tanto y en cuanto su aparato administrativo mantenga para sí, con éxito, el monopolio del uso legítimo de la fuerza en la aplicación del orden por él establecido”.  Si lo queremos poner en los mismos términos occidentales (Revisar Kant y Hegel), a pesar de que existen maravillosas referencias nuestroamericanas (Revisar Sousa, Fanon, Martí) esta tensión tradicional confronta las dimensiones de la ley universal administrada por el Estado con las dimensiones de la ética diversa vivida y convivida en la familia.  Por ello la realidad étnica, sobre todo típica en los territorios latinoamericanos representa una superación de la discusión en el momento en el que de la noción europea de familia es ampliada por las comunidades étnica, por tanto su tensión pone el escenario en un ámbito mayor y de más importante contradicción con la hegemónica monopolización del uso de la violencia de parte del Estado.  Esa clave ética y política puede iluminar posibles rutas de categorías sociales y propuestas programáticas para el mundo, desde los territorios: “el potencial de oposición de estratos subordinados: las fuerzas precapitalistas indígenas y campesinas, las poblaciones «excedentes»” (Therborn, 2000), en tal virtud no es aislado que las comunidades étnicas en el continente sean quienes hoy por hoy reciban la violencia más drástica y criminal de parte de los gobierno de la región.

Aquiles Hervas Parra
20 de diciembre de 2016.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

SOLOS NO SOMOS NADA



En una sociedad de culto a la individualización y estigmatización a cualquiera de los valores comunitarios cabe reafirmar que -solos no somos nada-.  Tal afirmación no equivale a decir que -solos no valemos nada- lo primero es una condición de existencia (ser social) y lo segundo una condición de validación (autoestima), aceptarnos en términos de valoración incluye auto reconocernos como partes atomizadas de la integralidad social, más aún si se trata de la comunitaria, y a la vez desconocer esa integralidad significa la no existencia, la anulación del ser.  En un mundo globalizado por el modelo capitalista imperante los criterios de individualización han sido exacerbados a tal punto que los sujetos hemos internalizado mitos en forma de ideología, pregonan y defienden las nociones de eficiencia como resultados inmanentes de la acción de la persona, esta ficción no existe en la realidad de la vida.  La comunidad, lo común y lo colectivo son la base de toda acción por más revestida de méritos enaltecidos.  El capital no existe sin la comunidad de obreros, hay quienes los explotan y quienes se complementan con ellos para hacer del trabajo un acto de reproducción y no de enajenación; el arte no preexiste sin entorno contextual de sociedad que haya influido al creativo para evocar su obra; la idea frente a los problemas que propone un sujeto se muere en la abstracción si una organización de otras y otros sujetos no le da movimiento con sostenibilidad en el tiempo y espacio; y, así sucesivamente podríamos ejemplificar todas las áreas de la vida.  La característica de organización no es patrimonio exclusivo de la especie humana; hormigas, abejas y muchas otras familias de animales funcionan inclusive mejor que nosotros, que nos jactamos de la capacidad de raciocinio que nos vuelve falsamente superior a éstas.  En la historia esto tampoco muestra mayores variaciones, el evolucionista Robin Ian Dunbar sentenciaba “las grandes ciudades surgieron hace siglos, pero nuestra vida social es la misma que hace cien mil años”, sin embargo nos empeñamos en reivindicar el individualismo idolatrado como mecanismo de desarrollo; esta falsedad que alabamos es precisamente la que nos limita en el terreno de lo real.  Si perdemos contacto con los otros, perdemos fuerza de manera automática y las condiciones de limitación, injusticia y desequilibrios de las relaciones se prolongan, la única manera de cambiar (nosotros y a nuestro medio) es redescubriendo nuestra potencia común.  Es difícil, sí, implica problemas de coordinación broncas permanentes entre los sujetos, por supuesto, pero es la única manera de sacudir verdaderamente la estructura que nos mantienen sometidos en estado de quietud y prolongan las formas del sistema que hoy persiste hegemónico, no esperemos a que sea una necesidad de supervivencia para empezar ese redescubrimiento de lo común.

Aquiles Hervas Parra
14 de diciembre de 2016