domingo, 24 de enero de 2016

POPULISMO



Existe una discusión relativamente vieja sobre la apropiación ideológica del Populismo o la mirada de éste como instrumento de cualquier corriente indistinta a su fuente conceptual.  Este término se acuñó de manera formal en el ámbito de la política entre los agricultores estadounidenses durante inicios del siglo XX para identificar una postura dicotómica a ciertas familias de poder que acumulaban la riqueza, en especial alrededor de las empresas ferroviarias.  Paradójicamente durante la segunda mitad del mismo siglo el término se instrumentalizó y re-direccionó para referirse de manera peyorativa a los procesos de gobierno en Latinoamérica de aquella época, los casos de Juan Domingo Perón en Argentina o Getulio Vargas en Brasil, sin dejar pasar nuestro referente nacional José María Velasco Ibarra en el Ecuador son los clásicos ejemplos.  Actualmente estos casos son materia de estudio y análisis en ciencias sociales y teoría política sobre este aspecto, hoy por hoy, tanto las posiciones de filósofos latinoamericanos como Enrique Dussel o el ya extinto Ernesto Laclau nos invitan a reinterpretar la categoría de lo popular y el pueblo en el marco de la construcción de posiciones de contradicción sistémica y polarización ante las desigualdades o la inequidad.  Es recomendable a los estimados lectores revisar importantes libros de estos autores como -Veinte Tesis Políticas- o -La Razón Populista- respectivamente, donde se profundiza el tema.  La academia europea y cierta herencia colonial en nuestro continente tiende a denunciar como populista a toda posición que se enmarque alrededor de la construcción lingüística del termino –pueblo-, y, eso es un peligro, porque si bien es cierto hay discursos populares que manipulan el término con fines de usurpación simbólica y aprovechamiento electoral, existen también posiciones sinceras que identifiquen el sagrado término -pueblo- en su real connotación histórica y unificadora de los diversos sectores periféricos y explotados de la sociedad contemporánea.  Sólo el mejoramiento de la capacidad crítica de ese mismo pueblo podrá volver más exigente nuestras demandas sociales y con ello pasar por un tamiz para desecharla peligrosa demagogia y quedarnos con las reales luchas populares. 

Aquiles Hervas Parra
24 de Enero de 2015.

domingo, 17 de enero de 2016

¿EL CLIMA ESTÁ LOCO?



En las ciudades de la región andina como en el mundo entero estamos viviendo azotes de climas y variaciones de temperatura nunca antes registrados, es común escuchar a las personas, en especial los ciudadanos que se encierran en las urbes los lamentos por el grave calor o la lluvia repentina e inmediatamente sentencian de una forma extraña -el clima está loco-.  Será posible que la naturaleza haya decidido encapricharse con la humanidad en estas épocas y envestir con diferentes cambios climáticos inesperados e intempestivos. Definitivamente no, nosotros estamos fuera de los cabales.  Estamos cosechando los primeros frutos amargos de nuestra conducta cultural sembrada, recolectamos el resultado del modo de vida y hábitos de consumo desenfrenados, convertimos a nuestra etapa de la historia como la más desechable y menos preventiva, y supuestamente en el albor de los mejores momentos de la “modernidad”.  Si continuamos en este ritmo, y en el caso latinoamericano y ecuatoriano si copiamos modos de consumismo más graves como el estadounidense; a finales del  siglo necesitaremos cinco planetas para proveer la demanda de recursos que satisfacen el libre consumo de ese modus cultural referenciado.  Se trata de un suicidio colectivo, inconsciente pero visible, apelable al sentido común aunque asentado en el ejercicio de la libertad, mal entendida e interpretada exclusivamente en función del placer.  Estamos matando el hábitat, la biodiversidad, la Madre Tierra y firmamos una carta de muerte futura para nosotros o futuras generaciones, no alejadas sino bastante próximas.  ¿Qué hacer? No basta con escandalizarnos y quejarnos desde la incomodidad del calor o el paraguas de la lluvia, requerimos asumir conductas auto reguladas radicalmente aplicadas a la cotidianidad, ni siquiera en suficiente reciclar, por cada kilogramo de basura que reciclamos, dieciocho gramos de desechos se enviaron a la naturaleza para producir ese kilogramo, el verdadero problema está en consumir menos, retomar la inventiva, el ahorro, la reutilización y la resistencia a la -obsolencia- percibida o programada por campañas de renovación rápida de bienes, estos como varios de los caminos para permitir respirar al mundo.  Si nos empecinamos en continuar este nivel de consumo los efectos venideros superarán los soles o aguaceros desubicados del calendario, y, cuando eso suceda el desequilibrio ocasionado podrá ser tan tardío que la tierra en su principio de auto-conservación como principio de vida se re-equilibrará mediante episodios de desastres naturales cada vez más fuertes.  A pensarlo y actuar, está en nuestras manos.

Aquiles Hervas Parra
17 de enero de 2015

domingo, 3 de enero de 2016

¿A DÓNDE CAMINAMOS EN LA VIDA?



¿Cómo llegar a un lugar (no lugar)? Era un joven enérgico, estaba ansioso por ir, recibió la dirección de una casa para preguntar sobre la vida y se dirigió estrictamente a esa referencia detallada que le dio quien decía conocer el sitio donde se ubicaba quien o aquello que le daría contestaciones, caminó y como la dirección no es fácil de determinar, se demoró y hasta se perdió; pensaba que no estaba perdido porque, sea lo que sea que suceda en el camino, tenía la seguridad de guardar anotada esa localización. Al fin cuando llegó, sintiendo la satisfacción momentáneamente placentera por haber arribado tocó a la puerta.  Sale una anciana de mirada cansada pero amable y le pregunta: ¿Qué desea? Buenos días Señora, quisiera saber qué es la vida.  No es aquí joven, sentencia ella con un tajante tono.  Él, mostrándole el escrito le insiste ¿Es la dirección indicada? Sí, es aquí mismo, sin embargo es solo la dirección más no la respuesta, aquí solo le puedo entregar otro papel donde le podrían contestar y la anciana le traspasa escrita en un pequeño trozo de hoja amarilla con polvo, otro punto a seguir.  Pero escúcheme dice la mujer, le advierto que es posible que allá le vuelvan a dar otra vez una nueva dirección, procediendo a cerrar la puerta para que no entre el frío.  El muchacho abrumado dio la vuelta, regresó sus ojos hacia la nada, desesperado y enigmático, su única certidumbre para seguir viviendo era la de caminar a la nueva trayectoria recibida y eso hizo, al fin y al cabo disponía de mucha energía.  Movió los pies con decisión y unos pasos después con la ligera neblina en el horizonte y la caricia de la sutil línea de viento que se levantaba del piso hacia su cara, apretó su mano izquierda, arrugó el papel, lo echó en un tacho y empezó a caminar a paso más firme, esta vez sin dirección, hacia un no lugar.  Algo le decía desde su remoto interior que lo hacía con más sentido.

Aquiles Hervas Parra
3 de enero de 2015.