La consulta popular
desarrollada actualmente es en su mayoría de preguntas con obviedad
política. Quien se alineare con alguna
negativa en las respuestas habría de
legitimar la posición de uno de los líderes más antidemocráticos de la historia
del Ecuador. Sin embargo en tal escena
vale realizar algunas precisiones, la lección histórica que nos resistimos a
aprender es la de no entregar cheques en blanco a ningún gobernante aun cuando
estemos completamente a favor con éste o absolutamente en contra de su
contrincante; los cheques en blanco son sumamente peligrosos para el futuro. Es así que uno de los detalles que no podemos
dejar pasar por alto es el oportunismo que múltiples viejos y obsoletos
políticos están encontrando en esta plataforma legitimadora. En el caso de nuestra provincia, políticos
como Mariano Curicama aprovecha las condiciones del bipolarismo para pasarse
velozmente hacia la vereda ganadora, cual si los chimboracenses no tuviésemos
memoria y olvidáramos la nefasta forma en que ha ejercido lo público en sus
períodos. Es tan grande la ambición y
tan pequeño el límite para no comprender que el pueblo no tolerará autoridades
eternas enquistadas mediante sus ventajas clientelares de poder, tremendo
descaro realizar es campaña contra la reelección indefinida y querer
paralelamente turnarse por más de tres décadas en cargos públicos. Al parecer no habrá autolimitación a la
infinita avaricia por el control de las instituciones locales, ante lo cual,
los sectores del pueblo, urbano y rural, deberemos imponernos para derrumbar contundentemente a
estos cínicos actores. Si no se bajan
del oportunismo deberemos destronarlos de la historia, es nuestra
responsabilidad cerrar el paso a los excesos de quienes han demostrado todo
menos empatía con su pueblo. A cambio de
ello recurrentemente se ha utilizado, manipulado y aprovechado de sus sectores
para beneficio exclusivamente particular: indigenismo blanqueado, élites que
olvidaron mirar atrás hacia la realidad de sus hermanos y prefirieron aprovecharse
cómodos de sus pomposos privilegios sostenidos por el trabajo de la mano de obra
del campo. Indígena que olvida la
situación de sus comunes deja de ser indígena; dirigente que se jerarquiza es
falso líder; administrador que no orienta sus decisiones hacia el bienestar de
todos es corrupción sistematizada. No se
puede estar en contra de la corrupción habiendo formado parte cómplice y
silenciosa de ella, no se puede hablar de principios bailando al son de la
música que se ponga. Al pueblo se lo
podrá confundir un momento pero jamás
engañarlo permanentemente, y, éste, el pueblo chimboracense, con sus virtudes y
defectos ha demostrado su radical posición con los excesos.
Aquiles Hervas Parra
5 de enero de 2017.